Texto de Opinión "El Atajo"

 Maria Delfina Perez Taboada 

4° Economía A

La Complicidad Del Poder Con La Trata

La prostitución, como actividad económica, es considerada lícita en Argentina, siempre y cuando se desarrolle de forma privada, voluntaria y no como resultado de la explotación y la trata. De acuerdo con el Código Penal, en el artículo 127 se indica que “Será reprimido con prisión de cuatro (4) a seis (6) años, el que explotare económicamente el ejercicio de la prostitución de una persona...”1 Ahora bien, si existe una legislación que pretende eliminar esta problemática, ¿Qué factores sustentan la existencia de este conflicto en la actualidad?

Por supuesto, poseemos, por un lado, el mercado de la prostitución, todos aquellos que ofrecen de este “servicio”, dueños de prostíbulos ilegales. Y también disponemos, por otro lado, de la demanda de este mercado, aquellos consumidores que sostienen el negocio, ya que sin demandantes no existiría un beneficio y toda la red de trata y prostitución se caería. No obstante, nos estamos olvidando de un factor muy importante, aquel que sustenta el proxenetismo, abuso y violencia desde adentro del organismo que debería castigar todo esto: La corrupción en las fuerzas nacionales.

Muchos de los “establecimientos” donde se lleva a cabo la esclavización de mujeres y niñas para su explotación sexual no son desconocidos por las autoridades y las fuerzas militares/policiales, e incluso algunos funcionarios consumen este negocio corrupto. Asimismo, al hablar de trata, esto también implica el traslado de las victimas a otros destinos. La forma en la que logran esto sin llamar la atención es mediante los conocidos “atajos”, los cuales son generalmente familiares para algunos policías, quienes suelen hacer la vista gorda y facilitar todo el proceso, a cambio de una compensación por supuesto. Ahora bien, digo yo, ¿Cómo pretendemos que el gobierno actúe en lo que concierne al proxenetismo, cuando existe dentro de él un sistema corrupto que inutiliza todas las medidas y sustenta estas actividades simplemente por avaricia? Por supuesto, no estoy asegurando que todos los funcionarios sean parte de esta corrupción, pero debemos reconocer que parte del problema se encuentra entre nosotros, y que como sociedad decidimos mirar hacia un costado y culpar únicamente a los participantes activos del delito, como si aquellos que saben sobre esto y lo ocultan no fueran igual de cómplices. ¿O acaso me dirán que, aquellos integrantes de las fuerzas que no están estrechamente relacionados con el negocio, no tienen conocimiento acerca de la existencia del proxenetismo y la corrupción de sus colegas?

En conclusión, considero que es sumamente dificil evitar la trata, explotación y esclavización sexual de miles de mujeres y niñas, cuando existe corrupción en las fuerzas policiales y las autoridades políticas. No debemos solo enfocarnos en la raíz del problema (aquellos que consumen este “producto” fruto de los delitos ya mencionados), sino que también es necesario considerar lo que sostiene e incluso facilita las transgresiones. A fin de cuentas, se termina ayudando a los delincuentes a abusar de tantas personas inocentes, todo por el mismo elemento que movilizó a la sociedad desde sus inicios: el dinero. Como dice una célebre frase: “Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá.”2

1 Código Penal de la Nación Argentina. Ley 11.179 de 1921. Artículos 125 y 127. 30 de septiembre de 1921 (Argentina).

2 Horacio (65 a.C. -8 a.C.) Poeta latino.

Comentarios